El Gobierno de Javier Milei solicitó un nuevo préstamo al Fondo Monetario Internacional por US$12 mil millones, a la vez que facilitó la apertura parcial del cepo cambiario. En este marco, Alejo Murati, economista del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz, aseguró que esto no es algo por lo cual celebrar y que, eventualmente, los precios nacionales se verán afectados.

Las negociaciones del Gobierno con el Fondo, según el economista, son un hecho de interpretación negativa, ya que no es un refinanciamiento al organismo internacional y el país aún no logra afrontar los pagos. "Manifiesta una insustentabilidad del esquema económico que estaba llevando adelante el Gobierno", analizó Murati.

El analista reconoció que el efecto que esto tiene en Argentina se debe a su carácter en la economía nacional, "arraigada a su alta necesidad de dólares y su bajo nivel de autarquía para producir todo lo que consumimos día a día". Cuando hay un aumento en el precio del dólar, algunos sectores le hacen frente aumentando los precios de sus bienes finales. Posteriormente, el resto de los sectores de la economía se reacomodan a este incremento de la inflación, lo cual repercute en los índices de precios al consumidor de los periodos siguientes.

Con el otorgamiento de los US$12 mil millones, que representa la primera cuota de un acuerdo total por US$20 mil millones, las reservas brutas de Banco Central aumentaron casi un 50% y cerraron en US$ 36.800 millones. Sin embargo, la principal duda es qué va a pasar con el nivel del tipo de cambio, con la cantidad de intervención que va a tener el Banco Central y la repercusión en precios.

"Como argentinos, sabemos que después de una depreciación de la moneda, se viene un traslado a precios tarde o temprano", advirtió el economista. En este sentido, afirmó que lo más beneficioso para el Gobierno sería que el traslado ocurra en el largo plazo, ya que podría generar un dólar competitivo para los agroexportadores en Argentina, y así nuevas reservas puedan entrar al Banco Central.

Asimismo, Murati recordó el papel crucial que juega el sector agroexportador en este escenario, ya que es el principal proveedor de reservas para saldar la deuda con el FMI. Dicho esto, señaló que el Gobierno se encuentra en "una encrucijada", debido a que notó un desbalance en la relación entre la gestión actual y las entidades agropecuarias. "El FMI, para realizar un nuevo préstamo con Argentina, tiene que asegurarse que esos capitales e intereses que nos prestan pueden ser devueltos. Para devolver esto, necesita acumular reservas", destacó.

Desde la perspectiva del economista, el verano del Gobierno terminó en enero, y desarrolló: "Recurrir al Fondo, no solo para refinanciar lo que debías, sino para pedir nuevos préstamos y que vengan las exigencias típicas; es un indicio de que tu veranito ha terminado". Según Murati, esto trajo una serie de consecuencias que el Gobierno no quería, como una depreciación de la moneda y una eliminación parcial del cepo cambiario, lo cual implica una volatilidad particular que el Gobierno no buscaba en este momento.

Volatilidad tras sacar el cepo

Con la apertura del cepo cambiario, Murati aclaró que se presentará una mayor facilidad para adquirir dólares. No obstante, esto nos expone a cierta volatilidad, ya que "no es una época en la que los capitales suelan entrar a países como Argentina, sino que tienden más a salir". 

A su vez, remarcó el riesgo de que sin cepo haya fuga de divisas. "Nos expone a falta de dólares y a una nueva tensión entre el valor de la moneda y la cantidad de reservas", sostuvo.

"Ante cualquier aumento del dólar hay una repercusión en precios"